Para él, la ley de eutanasia de Canadá (2016) representó un cambio fundamental en el papel de la profesión médica, y en la comprensión de los médicos de lo que realmente significa aliviar sufrimiento de los pacientes. Como médico de cuidados paliativos me pregunté: ¿seré objetor de conciencia o realizaré la muerte medicamente asistida?
A diferencia de otros países (como España, donde la mayoría de colegios profesionales se han autoexcluido del debate por su fundamentalismo), la Asociación Médica Canadiense adoptó en 2013 una postura neutral, que le permitió apoyar tanto a los objetores de conciencia como a los médicos dispuestos a ayudar a morir a sus pacientes.